Organización personal, la historia de un reto

Manuel Cabero Eguía siempre soñó con escribir su propio destino. Vendía postales y las analizaba para saber cómo podía mejorarlas: la materia prima, el entintado, el proceso de producción… Hasta que un día empezó a fabricar sus propios productos, y ya no pudo parar: de las postales saltó a los listines para anotar números de teléfono, blocs de notas, libretas económicas, cajas para archivar correspondencia, ficheros, etiquetas, plumieres… Incluso llegó a crear sistemas mejorados para la encuadernación y la conservación de documentos. Le gustaba sentir que con su trabajo hacía la vida más fácil a otras personas.

Uno de sus hijos, Manuel Cabero Vernedas, heredó esa inquietud y, con ella, prosiguió los pasos de su padre, combinando su devoción por la música con el ritmo del negocio familiar.


Era ya a mediados del siglo XX cuando revolucionó los clásicos archivadores de la época patentando los de múltiple anilla, mientras educaba también a los suyos en la inquietud por innovar y por el rigor y las bondades del orden.


Así, en el momento en que dos de sus hijos tomaron el relevo, se entusiasmaron implantando los últimos sistemas de gestión, al tiempo que se enamoraban del poder de la organización personal, o la capacidad de alcanzar metas gracias al orden que tanto habían aprendido de su abuelo.


Decididos, apostaron por centralizar en ese nuevo concepto la labor de todo el equipo, más convencidos que nunca de que cada día ofrece una nueva oportunidad para perseguir ilusiones, como la de conseguir ser líderes en agendas.


Esa pasión se ha contagiado también a la cuarta generación de la estirpe familiar, que sigue trabajando para ayudar a otros a llegar a lo que se propongan. Evocando el gusto de anotar aquella primera cita en el calendario, la satisfacción de no olvidar jamás un cumpleaños o -¿por qué no?- de planificar una nueva trayectoria laboral. Y es que todo empieza con un sueño, Finocam.

¿Te unes?

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